31/05/2020
“Fue la estrella más especial de las cuatro que gané. La que más disfruté y la que más celebré, porque las otras formaban parte del deber cumplido. La primera representó un desahogo y el demostrarnos a nosotros mismos que si podíamos. Después de eso era obligatorio mantenernos en la cúspide porque finalizar segundos se consideraba un fracaso. Obviamente se dirá que todas son lindas, pero la primera cambió todo” resaltó Gerson Díaz, volante creativo del Caracas FC de la década de los noventa.
La institución cumplía tres años con la Organización Deportiva Cocodrilos, liderada por el doctor Guillermo Valentiner. En la temporada 1991-1992 se realizó una mayor inversión en búsqueda de ese anhelado primer título. A los jóvenes que integraban la plantilla “se sumaron jugadores de amplia experiencia, como César Baena, Saúl Maldonado, Nelson Carrero, Zdenko Morovic y Robby Cavallo, quienes habían estado en la selección e incluso algunos de ellos habían ganado cosas importantes en otros equipos”, recordó Díaz.
“Justo ese año hicimos una gira por Alemania en la que el doctor se fijó y contrató a varios alemanes, entre quien destacó Andreas Vogler que terminó siendo muy importante para nosotros, e Ibrahim Salisu, que llegó un poquito después, específicamente en enero. Esos dos jugadores le terminaron de dar forma al equipo para ganar esa primera estrella”, agregó Díaz, por lo que explica que las expectativas para con el grupo eran altas.
Para agregarle un poco de drama a la historia (y sin caer en la ficción), el Caracas no comenzó de buena manera la temporada, al punto que a mitad del calendario se encontraba a nueve puntos de la punta. “El equipo se reforzó para dar resultados y estos no llegaban en los primeros partidos; pero se dio un punto de inflexión frente al Táchira en San Cristóbal, en el que nos dimos cuenta que estábamos para pelear y para cosas grandes. Aquel compromiso lo empatamos ante un gran Táchira conformado por (Laureano) Jaimes, William (Méndez), Carlos Maldonado, etc, y de paso estaban peleando el título con Marítimo. Empatarles el partido allá nos dio un envión anímico que nos llevó a pelear hasta la última fecha, puesto que se ganó en la segunda vuelta nueve de once partidos”, específico Díaz.
El escenario. En la última jornada Táchira, Marítimo y Caracas llegaron con opciones para quedar campeón, con el agregado que estos últimos dos se enfrentaban en el Brigido Iriarte. El conjunto lusitano era el líder en la tabla de posiciones, por lo que incluso empatando ante Caracas aunado a una victoria de Táchira obligaba a un partido de desempate.
“Para nosotros la única opción era ganar. Un juego recordado porque la prensa de ese entonces tituló los hombres contra los niños. Nos tildaban de niños pero no éramos tales, a pesar de que yo si tenía recién veinte años cumplidos y otros de mis compañeros como Gaby Miranda y Páez-Pumar también eran bastante jóvenes. Pero tenían que contar con jugadores como Salisu, Nelson, Vögler y Baena, que eran de experiencia y maduros; de esa mezcla se armó un grupo sólido”, rememoró Díaz.
El partido comenzó y rápidamente a los dos minutos los Rojos del Ávila se pusieron arriba en el marcador con gol de Gerson Díaz. “Fue una jugada que nació de un saque de banda. Salisú con su velocidad desbordó y dejó un espacio porque arrastraba mucha marca, el cual pude aprovechar tras hacer un pique y ganar la posición. Cuando las cosas están para darse se dan, porque el estado de la cancha paró un poco el balón y pude llegarle a su pase; quizás si la cancha hubiese estado seca no llego, agarré de contramano a Pedro Acosta que era el central que venía cerrando y cuando me di cuenta estaba en el área solo con Nicolac y definí ajustado al segundo palo. Daniel era un arquero excepcional y cuando abría los brazos tapaba los disparos, por suerte la pude ajustar tanto que no le llegó a pesar que se tiró bien”, relató emocionado el dueño de la camiseta ocho del Caracas.
Luego entre risas bromeó un poco: “Hubiese preferido marcar al 88 y no al minuto 2. Fue un partido muy sufrido, de mucha tensión, aunque tal vez por ser un grupo un tanto inexperto, haber conseguido un gol al minuto 2 nos ayudó a quitarnos presión. Caracas en ese entonces no llevaba público frente a un Marítimo que tenía tradición. Marítimo los últimos seis años había dominado el fútbol nacional y tenía jugadores de selección y de experiencia. Quizás si no hubiésemos comenzado ganando nos hubiesen ganado el partido porque manejaban mejor los tiempos del juego. Ese gol nos quitó presión y realizamos el máximo esfuerzo para mantener el resultado”.
“Ese día fue muy lluvioso y la cancha estaba muy pesada. Nosotros éramos un equipo más liviano y ellos sin duda tenían más peso y roce, de mucha fuerza, por lo que el estado de la cancha los ayudaba. Si me toca repasar el partido completo el Marítimo tuvo más opciones, nosotros tuvimos un poco de fortuna pero como dicen muchos futboleros ese día tuvimos la suerte del campeón y gracias a ello la historia del Caracas cambió. Si ese día no lográbamos ganar y se perdía el campeonato con la inversión que se había hecho, probablemente el doctor Valentiner no habría tenido la misma motivación” reflexionó Díaz en referencia a las temporadas siguientes.
Filosofía de juego. “Éramos un equipo ofensivo que quería atacar siempre. No necesitábamos tantas ocasiones de gol para resolver los partidos. Andreas Vogler no era tan vistoso pero si era muy efectivo, de diez te metía ocho o nueve, lo que había que hacer era ponerle la pelota en el área. Necesitábamos una defensa sólida atrás y esa la brindó tanto Morovic como Maldonado cuando llegaron. Y con Polín Páez-Pumar y Cavallo en el medio campo más el aporte creativo de nosotros en ofensiva se dio el resultado de un equipo equilibrado que empezó a tomar confianza con los triunfos, sobretodo porque cuando un equipo se convierte en ganador, a veces el grado de confianza que adquiere es tan importante que a pesar de no jugar bien en algunos partidos logra sacar la fórmula para conseguir los resultados”, explicó Díaz.
Y para adquirir ese funcionamiento en la cancha tuvieron en el banquillo a un entrenador como Manuel Plasencia que supo sacar lo mejor de cada uno de sus dirigidos. “Manuel tenía muchos años de experiencia. Fue fundamental para nosotros como motivador, tanto que en la cancha queríamos dejar la vida por sacar el equipo adelante. Estoy convencido que fue el entrenador ideal para el Caracas en los primeros años. Supo como llegarle a ese grupo joven que tenía el Caracas, para encontrar las palabras justas para que cuando entráramos a la cancha sintiéramos que no había manera de perder”, resaltó.
Sobre la celebración son pocas las imágenes que guarda en el recuerdo Gerson Díaz, pero las pocas que atesora las considera imborrables. “Sé que nos hicieron una comida en Cocodrilos Sport Park, pero mis recuerdos se remontan a lo jugado en la cancha. Lo que si no se me olvida es que después del pitazo final hubo gente que se lanzó a la cancha y nos cargó en hombros a los jugadores, algo que me sorprendió mucho porque no sabía de donde habían salido tantos fanáticos del Caracas” concluyó.
FICHA TÉCNICA:
CARACAS FÚTBOL CLUB (1): Cesar Baena; Ceferino Bencomo, Saul Maldonado, Zdenko Morovic, Leopoldo Paez Pumar; Roberto Cavallo, Nelson Carrero, Gabriel Miranda, Gerson Diaz (Javier Hernandez 72'); Salisu Ibrahim (Edgar Bolivar 6'), Andreas Vogler. Dt: Manuel Plasencia.
C.S. MARÍTIMO (0): Daniel Nicolac; Aranguren, Pedro Acosta, Francisco Rizzi, Edson Rodríguez (Antonio Carrasco 72′); Gómez, ‘Mon’ López, Noel Sanvicente, Juan Manuel Mouro; Carlos Domínguez, Cavadavid (Pascuale Parrella 71′) | DT: “Papi” Peña.
GOL: Gerson Díaz 2’ (CFC).
ÁRBITRO: Nelson Rodríguez
Estadio Brígido Iriarte, Caracas
ALINEACIÓN DEL CFC: DAVID DE PASCUALE.
Escrito por: Héctor Rojas